Manos Blancas

Reconozco que cuando escuché hablar del cómic Manos Blancas no me pareció un tema que me apeteciera leer. Tenía yo 16 años cuando tuvieron lugar los hechos que se narran en Manos Blancas. En los años 90 estaba especialmente activa la banda terrorista, pero el secuestro y ejecución de Miguel Ángel Blanco fue posiblemente el asesinato de ETA que más unió a la sociedad española. Un antes y un después difícil de olvidar para los que vivimos aquellos hechos. En toda España se paró el reloj durante 48 horas. Visto así puede parecer un buen tema para adaptar en el formato de novela gráfica. Sin embargo, más allá de la injusticia de su asesinato, su figura hoy se ha visto empañada por la política. Y es que es muy difícil separar a la persona de la política actual y de la fundación que lleva su nombre.

La fundación Miguel Ángel Blanco, cuyo cometido es honrar la figura del político asesinado, tiene sin embargo una clara vinculación política e incluso ha sido investigada dentro de la trama de financiación fraudulenta del PP. La utilización de su nombre y de su imagen en mítines, discursos y campañas por parte de la derecha española ha empañado, lamentablemente, la imagen de este joven político español que de forma injusta perdió su vida. Y el lector difícilmente puede separarse de esta casuística.

Críticas al proyecto

En este sentido, el proyecto no estuvo exento de críticas desde el primer día cuando se puso en marcha la campaña de mecenazgo. Como todo aquello que se mancha con la política. Sin embargo, sería tremendamente injusto no darle la oportunidad a sus autores de que sean las páginas las que hablen por sí mismas. Dejando a un lado polémicas y reivindicaciones políticas, que todos coincidiremos, deben quedarse al margen de las páginas del cómic.

Y por suerte así ha sido. He de reconocer que saber que detrás del proyecto estaba alguien tan capaz como Rafael Jiménez (El Ángel Rojo o Los hermanos Álvarez Quintero), me daba confianza en el resultado final. Y conociendo el material que publica generalmente Serendipia, tampoco esperaba ningún alegato político. Por ello, desde el primer momento supe que debía dejar a un lado mis reticencias iniciales y darle la oportunidad que se merecía el cómic Manos Blancas.

El resultado no es un cómic aséptico. No podía serlo. Pero sí tremendamente realista. Logra mostrar el horror, el miedo y el nerviosismo que durante 48 horas se vivió no solo en Euskadi, sino más allá de las fronteras vascas. Un cómic de gente normal que supo decir ¡basta! en aquellos días de julio de 1997. Una obra con protagonistas anónimos que dejaron a un lado el miedo y lucharon por salvar la vida del joven concejal del PP en Ermua. Aunque parezca imposible en un cómic sobre la figura de Miguel Ángel Blanco, la presencia de la política en las páginas del cómic es mínima.

En definitiva, si os pasa como a mi que tenía dudas con respecto al cómic, desde TBO en clase os animamos a su lectura, y os aseguramos que en sus páginas no hay ningún alegato político. Tan solo un fiel reflejo de lo que la sociedad española y la vasca vivieron durante aquellos días del ya lejano verano de 1997.